Doña Julia
Esta habitación recibe este nombre para rendir un homenaje de gratitud a la abuelita Julia quien además de su trabajo sacrificante en labores del campo y del hogar, dedicaba tiempo en la venta de amasijos y chicha que ella misma elaboraba para vender a los arrieros que con sus mulas cargadas de mercancías venían a hospedarse en su hacienda denominada “El HATO”. Con el dinero de éstas ventas logró ahorrar la suma de $300.000 para comprar esta propiedad la cual fue heredada más tarde a su hijo Francisco; mi padre, a quien habían dado estudio y por éste motivo decían algunos de sus hermanos debía recibir lo peor: “el pedregal de la Periquera”. Mi padre lo recibe con humildad y visión de hacer de éste lugar un atractivo turístico, aprovechando la cercanía a la cascada, y el encantador paisaje que lo rodea. Doña Julia era una mujer campesina, de baja estatura, delgada, muy destacada por su inteligencia, aspiración y trabajo. La abuelita en sus últimos días bendijo esta propiedad, deseándonos mucha prosperidad. Hoy estamos seguros que allá en lo alto, al lado de la virgencita del Carmen de quien fue muy devota, está orando por su descendencia que tanto cuidó y amó.